Los niños ante la violencia e inseguridad, ¿qué hacer?
“Lo que se les de a los niños lo darán a la sociedad” ⎮ Kart A. Menninger
Noviembre es el mes de la ‘No Violencia’, por lo que aquí te compartimos algunas recomendaciones cuando existe una experiencia traumática para los niños.
- Bríndale afecto, comprensión y compañía, no los desatiendas… no dejes de darles atención, aunque tú mismo estés lidiando con el evento violento.
* Especialmente antes de dormir.
* Abrázalos con frecuencia, no necesitas una razón o momento específico para hacerlo. - No siempre los niños entenderán lo que le sucedió, por eso es importante ayudarles:
* A expresar sus ideas y sentimientos en relación al hecho, sin juzgarlo,
* Explícales, en un leguaje apropiado a su edad, lo que realmente sucedió. - Si hubo un secuestro en la familia o amigos:
* Reafírmales frecuentemente que él está a salvo y están juntos. - Habla con ellos sobre el trauma de una forma simple y honesta.
* Pregúntales acerca de sus sentimientos, miedos y preocupaciones sobre el evento.
* Si ellos no quieren hablar, pregúntales como piensan ellos que otros niños se sienten.
* No les hables a los niños sobre tus miedos al futuro. Es importante para ellos que los adultos se muestren seguros.
* Acepta los sentimientos de tus niños, sean cuales sean.
- NUNCA hagas comentarios des-dramatizadores:
“No fue para tanto”, “Ya no exageres, sé fuerte y sigue adelante”
- Anímalos a que dibujen, escriban o jueguen acerca del evento de violencia.
- Cuando hagan juegos referentes al evento de violencia, anímalos a que le den un final feliz al juego o a la historia del dibujo.
- Mantén las rutinas familiares.
- No le hagas a tus niños promesas que no puedas cumplir.
- Tolera durante un tiempo (3 a 4 semanas) los comportamientos regresivos o agresivos.
- Es normal que al inicio se mantengan por días o semanas con fragilidad emocional, de evitación a circunstancias o hablar sobre el evento violento.
Pero si notas que:
- Tiene pesadillas.
- Le cuesta trabajo dormir o tiene alteraciones en su sueño.
- Su apetito decrementa o aumenta.
- Tiene recuerdos involuntarios de lo que pasó.
- Se asusta fácilmente ante ruidos o cambios repentinos.
- Tiene ansiedad constante.
- Está irritable o se enoja con facilidad.
- Llora por cualquier cosa
- Ya no interactúa en casa, con amigos o trabajo como normalmente lo hacía.
Necesitas buscar ayuda con algún psicólogo sin dejar pasar tiempo… es muy importante. porque los niños no se percatan de ello y no saben pedir la ayuda.
“Lo blando es más fuerte que lo duro; el agua es más fuerte que la roca, el amor es más fuerte que la violencia.”– Hermann Hesse
(FORBES)